Google ¿oportunidad o amenaza?


Julio Cerdá. Profesor del Máster en Documentación de la Universidad de Alcalá.
            
         Es una cuestión de plena actualidad. Hace cinco años el New York Times publicaba en titulares “Google tiene un plan para dominar el mundo”. Un titular periodístico que fue contestado por los empleados de la compañía con un mural en el vestíbulo de su sede central donde proponían, en clave de humor, nuevos proyectos para llevar a cabo ese plan de dominación universal.  Dejando al margen anotaciones disparatadas como “un espejo gigante refleja la luz solar en el lado que está a oscuras de la Tierra, y así la gente se mantendrá despierta por la noche, de modo que así podrán utilizar Google todavía más”, lo que más sorprende es que muchas de esos proyectos entonces impensables  se han hecho  realidad, como la tecnología de telefonía por Internet (Google Talk) o las pasarelas de pagos (Google Payment). En cualquier caso, lo cierto es que Google sigue y sigue creciendo, y en última instancia, su objetivo como empresa, así lo afirman sus directivos, es disponer de la red de publicidad más fuerte y de toda la información del mundo.
            Nunca hay que olvidar que Google es una empresa centrada en hacer de mediador entre los usuarios y los contenidos que desean localizar, pero Google no crea ni es propietaria de contenidos, lo que está haciendo es transferir hacia sí el patrimonio informativo que está en manos de otros propietarios o gestores de esa información, por lo que en ese sentido, las instituciones o empresas del sector de la información podrían sentirse amenazados. La frase “controlar toda la información del mundo” puede parecer una frase hecha, un titular para los medios de comunicación, y seguramente es así, pero realmente es una declaración de intenciones, y así lo está demostrando con el incesante desarrollo de nuevas herramientas que van mucho más allá de su objetivo inicial de facilitar las búsquedas en Internet.
Aún asumiendo todos esos riesgos dada la omnipresente posición de Google en el mundo web no parece demasiado inteligente querer escapar a su influencia. Nadie parece dudar del potencial de las herramientas que proporciona, su valor principal es su accesibilidad, sin coste en sus versiones básicas, sin depender de la adquisición de licencias, y compartiendo su uso con uno cuantos millones de usuarios del planeta. Centrándonos en la herramienta más relacionadas con nuestra disciplina debemos mencionar Google Books.
Google Books se presentó en la feria del libro de Frankfurt en 2004, con el nombre de Google Print, con el objetivo de dar acceso vía web a la información contenida en 15 millones de volúmenes en el plazo de una década. La gran novedad era la posibilidad de realizar búsquedas a texto completo sobre el contenido de la obra, y en los casos de estar libres de derechos de propiedad intelectual, incluyendo la descarga de la publicación. Cuando  son obras que se comercializan, su número ha crecido exponencialmente, sólo se muestran unos párrafos o páginas de la obra, y se remite al usuario a la librería o editorial correspondiente, y ese es precisamente su gran nicho de negocio. En los orígenes del proyecto Google sólo se centraba en destacar la inversión que había realizado para digitalizar y difundir las prestigiosas colecciones de las bibliotecas de Michigan, Harvard, Stanford, Oxford y la Biblioteca Pública de Nueva York., a las que se han sumado en España la Universidad Complutense y Biblioteca de Catalunya, además de otras bibliotecas[i], pero en los últimos tiempos está primando su estrategia comercial, intentado captar a más editores para que valoren esta nueva vía de comercialización. Este es realmente el objetivo último de la plataforma, vender libros, o hacer de mediador con las editoriales o librerías. Sin poder negar la labor de difusión que realizan, especialmente por su potente sistema de recuperación sobre el contenido de las obras que facilita el procesamiento por OCR.
Pero en absoluto todo son ventajas. Sorprende, o más que sorpresa es una sospecha, que se hayan obviado utilidades esenciales de búsqueda, naturalmente que con toda intencionalidad, y que si se tratara de un sistema público de gestión de la información estarían sin duda presentes. En un sistema que gestiona información universal no es posible realizar una búsqueda tan elemental como obras editadas en un país en concreto, y no existe un sencillo campo combo, de texto controlado, para localizar las obras de determinada biblioteca que haya cedido su colección, igualmente resulta insólito que no esté normalizada una búsqueda tan esencial como el nombre de un autor. Toda esa información está vetada por el sistema. En cierto modo, aplicando la misma estrategia comercial de algunos grandes almacenes que convierten sus pasillos en laberintos, se busca que el cliente permanezca más tiempo en sus manos,  más tiempo de permanencia implica más posibilidades de compra, y por tanto, más ingresos. Es ahí donde se hace presente que Google es una empresa de tecnología que basa sus ingresos en la publicidad, y en el caso de Google Books también en las ventas, aproximadamente un tercio es para Google y el resto para el propietario de los derechos de comercialización.
        Otro tema son los diversos frentes judiciales abiertos, por supuesta prácticas monopolísticas y por vulneración de derechos de autor y propiedad intelectual. En cualquier caso, se ha ido dejando de lado el sentido altruista que indicaban sus promotores en los inicios del proyecto.  Hoy por hoy, Google Books es una es una potentísima herramienta que da soporte a una no menos potente línea de negocio.


1 comentarios:

En relación a este tema recomiendo la lectura del libro "Desnudando a google". En él se explica el funcionamiento de google desde su nacimiento, su enfrentamiento a Microsoft, la competencia con facebook, la manipulación de yahoo, mozilla etc.
El famoso eslogan corporativo de google "Don't be evil", nada tiene que ver con su comportamiento real.
Desde su lectura me planteo el siguiente dilema:
los productos de google son buenos...muy buenos ¿pero hay que aceptarlos a pesar de sus prácticas monopolísticas, poco éticas y desde luego nada altruistas?

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More